EY prevé inversiones por US$ 4,1 billones anuales en tecnologías de transición bajas en carbono a 2050
Según informe de la consultora, la transición energética ha alcanzado un impulso crítico y se está acelerando. Así, la energía verde dominará la generación hacia 2038.
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A un ritmo mucho más rápido de lo anticipado estaría ocurriendo la transición a las energías renovables. Según el informe “Si cada transición energética es diferente, ¿qué rumbo acelerará el tuyo?, elaborado por la consultora multinacional EY -que utilizó una herramienta para identificar los plazos en los que es probable que los activos convencionales sean parcial o totalmente reemplazados para la adopción e integración generalizada de nuevas tecnologías-, se ha confirmado que el proceso alcanzó un impulso crítico y se está acelerando.
Además, este viaje no sería lineal ni singular. “Hablar de una transición energética niega la complejidad del cambio que se avecina”, advierte.
Estudio pronostica que las inversiones anuales en transición energética deberán aumentar en un 300% en próximos 25 años y requerirán un gran aumento de recursos financieros.
La consultora plantea que el ritmo del cambio seguirá acelerándose durante la próxima década y más allá, creando cambios fundamentales en la forma en que el mundo produce, consume y comercializa energía. “La capacidad mundial de energía renovable aumentará en 2.000 GW para finales de la década, una cantidad equivalente a toda la capacidad renovable de China y Europa en la actualidad”, dice.
Asimismo, prevén que la generación renovable, principalmente eólica y solar, se convertirá en la nueva carga base: representará el 38% de la combinación de energía para 2030 y el 62% para 2050. A nivel mundial, las energías renovables se convertirán en la generación de energía dominante para 2038.
Se estima que de aquí a 2050 se necesitarán US$ 4,1 billones (millones de millones) de inversión anual en tecnologías de transición con bajas emisiones de carbono e infraestructura energética habilitadora (es decir, cuadriplicar los niveles actuales).
En esa línea, se prevé que las inversiones anuales en transición energética deberán aumentar en un 300% para 2050 y requerirán un aumento significativo de los recursos financieros e inversión en tecnología baja en carbono.
Otras cifras que se exponen es que la demanda de electricidad industrial aumentará al 36% de la demanda total de energía. Y, además, se prevé que el transporte experimente una de las transiciones más rápidas a la electricidad.
También, se sostiene que “no hay transición energética sin minería y metales”, por lo que demostrar el valor del sector es ahora una prioridad urgente. Según se detalla, el financiamiento de la exploración y el desarrollo requerirá que la inversión en minería y metales aumente significativamente con respecto a los niveles actuales. Plantean que, para satisfacer la demanda prevista, la inversión en la minería del cobre deberá aumentar a más de US$ 250 mil millones al año para 2030, frente a los US$ 105 mil millones actuales. “Conseguir capital será fundamental para asegurar el suministro y la transición a nuevo sistema energético”, dicen.